miércoles, 11 de junio de 2008

Calle, música, Dalí y mis pensamientos

Frente a frente, las multitudes nos vemos a los ojos y vemos el semáforo; queremos que desaparezca el hombrecito rojo; somos muchos. Se apaga el hombre rojo y nos enfrentamos; nos encontramos como cuando dos olas chocan y luego se mezclan, se cruzan como nosotros y atrás queda el momento del enfrentamiento, de las caras aguerridas y las prisas.

Ahora ya soy uno. Se me arrancó la multitud y soy uno, otra vez. Unas vitrinas adelante. Avanzo. Unos edificios opacos y una música que reconozco.

Qué lejos estoy del suelo donde he nacido.
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento.
Y al verme tan solo y triste cual hoja al viento,
quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.

Una tarde en el DF, en una placita entre el templo de San Francisco y la torre Latinoamericana, tomándome un café del Seven Eleven, entre cuatro esculturas de Salvador Dalí, con una nube negra de lluvia arriba de mi cabeza y un viento que la arrastraba y movía mi camisa; pensé en una manera hermosa de suicidarme: talvez un balazo junto al asta en medio del Zócalo, quizás tirarme de un puente peatonal al periférico; talvez tirarme en las vías del metro o, no sé, algo; pero algo efectivo, sin tanta teoría ni preámbulo.

4 comentarios:

HuelveElena dijo...

Esto está hermosamente escrito.
Pero no se me vaya a suicidar.

Nadie dijo...

He pensado tanto en hacerlo, Elena, que no creo que lo haga. Soy como un emo o como la Krisma Mancía.

Anónimo dijo...

como soy bien "tonta" como dice elena salamanca ¿quien es krisma mancia? que tiene que ver con el post

atentamente

Sebas, fiel almirador de tu blog

Nadie dijo...

Krisma Mancía es una joven poeta salvadoreña que ha publicado "La Era del Llanto" y "Viaje al Imperio de las Ventanas Cerradas".

Lo invito a leerlos, Sebas; así entenderá un poquito más a qué me refiero.

Gracias por visitar mi blog y por el comentario.

Saludos.