domingo, 5 de julio de 2009

Sin título

¿Quién soy frente al espejo? ¿Dentro de mí, quién soy? ¿Quién soy en las fotografías que me tomo? ¿Quién soy por la calle, saliendo en la televisión como alguien que iba pasando atrás de la señora que estaban entrevistando? ¿Quién soy en la base de datos de la universidad? ¿Quién soy en medio de tantos homosexuales que forman "la comunidad", "el ambiente", "el gay pride"? ¿Quién soy en Soyapango? ¿Quién, ante los ojos de mis amigos, ante los tuyos? ¿Quién soy yo cuando paso frente a mis vecinos sin saludar? ¿Quién soy ante la mirada de mis profesores? ¿Quién soy en el bus? ¿Quién soy leyendo un libro en el bus? ¿Quién soy entre la gente que se divierte? ¿Quién soy ante las lesbianas que piensan que la sexualidad es un movimiento político? ¿Quién soy ante la mirada esquiva de Élmer Menjívar y Álvaro Darío Lara? ¿Quién soy escribiendo esto? ¿Quién soy?

En una noche, soy esto:
Una persona descalza, con un poco de sudor en la noche y varias ideas vagas, maloliente.
En un segundo, soy una foto, una pose afeminada sobre la cama, una sombra que cubre las letras que escribo, una mala imagen poética.

Usted
que todo lo sabe y todo lo juzga (como yo), que piensa que yo alardeo cuando digo que Dios no existe y que me la llevo de sabio al calificar las religiones de creencias primitivas. Usted piensa que porque yo no creo en el alma o espíritu me siento superior a usted y, cuando se queda sin argumentos ante mis cuestionamientos (siempre), usted piensa que yo me creo su vencedor y que llego a mi casa a celebrar su derrota. No. No es así. Piense, por una vez en su cómoda vida, más allá de lo que sus condicionamientos le permiten y dese cuenta de que mis ideas me apartan, me excluyen, me encierran en mi casa y, en mi casa, me encierran en mi cuarto. Dese cuenta de que plantear mi visión de las cosas me margina, me dibuja una raya entre mí y los demás: ustedes: los que creen en Dios porque es más fácil, porque sí, "porque así me educaron a mí". Ustedes que al sólo pensar en la homosexualidad se les esconden los testículos cerca de la vejiga. Ustedes, graduados a mi edad. Ustedes, con licor y dinero, con música; con sonrisas hermosas, como de foto.

¿De qué me sirven mis ideas? ¿Quién soy yo con ellas? "Buscar la verdad te hace libre", me dice la voz que ustedes llaman Dios. Bueno, ¡qué bien! Que venga la libertad, la espero. Tengo días sin bañarme y ella me podría ayudar. Tengo basura, polvo y papeles regados por mi cuarto y ella podría limpiarlo. Tengo problemas de sueño, ¿la libertad se encargará de ellos?, ¿evitará que comience a decir mentiras como quien dice "tengo veintitrés años"?, ¿evitará que un día decida dejar de hablar? No lo creo. No lo espero. Ahorita no me está impidiendo que me jale el pelo.

6 comentarios:

S0y la Que No Buscas dijo...

¿Esta triste? :-(

Anónimo dijo...

Si te encontrás con el Lic. Alvaro Dario Lara de nuevo, saludalo de mi parte.

Y para mí, aunque el contacto se limite a lo cibernético, sos Javier Ramírez, lo demás, (ajá), es parte de...(cabal).

Saludos.

Krlosv dijo...

Uf! ¡las crisis! Son más comunes de lo que creés, lo que pasa es que los demás se refugian en la religión. Para quienes no creen habrá que buscar otra forma de espiritualidad... digo yo

Anónimo dijo...

"Bienvenido al club de los imposibles", como diría Bunbury (no te gusta nadita, supongo).
Puta, sos tan... Nadie. Me encantas. Lup.

HuelveElena dijo...

No había leído lo de Élmer.
Yo hoy vi a Darío Lara. Juju.

Nadie dijo...

S0y la Que No Buscas, estaba triste :( Ya no :)

Rafael Rodríguez, no le hablo a Álvaro. No le entendí lo de los puntos suspensivos- ¿Se supone que sepa o deduzca a qué se refiere?

Krlo, su nick y que su blog sin entradas (cuando vi) esté en francés, me recuerda a alguien.

Yin, Búmbiri no me encanta pero me gusta una que otra. No me molesta, al menos. A mí me encantan tus poemas, así como se encantan a las serpientes a saber dónde.

Elena, lo raro es que al siguiente día (o a los dos días) de haber punlicado esto, lo encontré en una librería.

Saludos y abrazos a todos. Menos besos por la AH1N1.