martes, 11 de agosto de 2009

A falta de asilo, panadería

Desde aquí puedo entregarme a la tristeza por entero,
sin ninguna reserva.
El café me baja amargo por la garganta y me deja ácida la lengua.
Me siento perfecto,
perfectamente triste
otra vez.
Para esto son los blogs,
para decir que uno está triste.

Hace ratos que no entraba aquí,
meses,
Está más grande,
ocupa el espacio de dos locales del centro comercial:
Catedral Gay de San Salvador.
Hoy es el nuevo lugar más triste del país.
El café lo confirma
-aquí-
y el pan dulce refuerza la idea
de que así es.

Si me siento y observo y dejo de escribir unos minutos,
me doy cuenta de que soy el más joven de los clientes.
Generalmente, las cafeterías son para viejos y ésta no es la excepción.
Entran mujeres que comienzan a ser viejas y viejos que ya no lo son más,
que ya son cadáveres
jalados por alguna persona que todavía tiene compasión.
Puedo contar los centímetros que avanzan en un minuto.

Desde aquí veo el pasillo tras la vitrina
-cafetería sin ventanas de centro comercial-,
los jóvenes que pasan afuera no se percatan de la existencia de los viejos,
de nosotros, los de adentro.
Tanto gel en la cabeza no les permite girarla.
Tanta ropa apretada los condiciona a una cosa:
ignorar a todo aquel que no sea como ellos.
Ellos afuera.
Nosotros adentro.
Aquí estamos
con caras de viejo o caras tristes,
es lo mismo.
Quizás el café nos da la misma apariencia.

Desde aquí,
desde esta panadería barata de centro comercial
-El Rosario-
veo cómo la gente entra apagada, uniformada de banco, hambrienta, llorosa:
lo mismo.
Veo cómo les cuesta mover el tenedor desechable y agarrar el bocado barato y masticarlo.
Se sientan solos en mesas para cuatro
-como yo-
y cuando terminan de comer,
se quedan
con la con la cara descansando en la mano menos cansada,
deforman así su cara,
se les arruga;
parecen viejos
entristecidos.
¡Qué bellos!

--
Esto no es un poema. Pase buen día.

3 comentarios:

Raúl Marín dijo...

Ya solamente sería?

Be yourself dijo...

No me había puesto a pensar que las personas se reúnen a tomar café cuando la juventud se les empieza a ir de las manos... A mí me daban café en pacha... o_O

Nadie dijo...

Raúl,... sí.

A mí no me daban en pacha pero me tomo, mínimo, dos al día desde como los 15 años, Be yourself.