domingo, 11 de octubre de 2009

Recuerdo / Tarde / Él

"Me dijo que..." —y comenzó a besarme—" ... le mandara mi correo". Estas últimas palabras las dije con sus labios moviéndose sobre los míos que aún no se integraban al beso. En la última frase de mi historia irrelevante estaba cuando sus ojos se entrecerraron y se acercaron sus labios. Torpe yo, prefiero terminar mis frases a comenzar un beso. Él me entiende, me conoce en ese aspecto, sabe que tiene que ser él el que tome la iniciativa (al menos la primera vez de cada vez que nos vemos). En esa temporada no iba a tener tiempo para reclamarme por qué no comencé a besarlo; entonces, tuvo que ser él el que me besó.

Es él quien me besa y yo, el que habla sobre su beso. Al terminar mi frase me le uno y, al rato, sonrío topado a sus labios, tanto que lo contagio. Me doy cuenta de lo que acaba de pasar, por eso sonrío; y él sonríe también, se ríe y al fin estamos juntos. Todos los minutos previos al beso estuvimos separados, pero ahora ya no; aquí estamos otra vez y ya somos quienes somos en verdad.

Lo llevo, de la mano, del sillón al cuarto, a la cama y nos acostamos. Todo es blanco. Al fin, otra vez, tan cerca. Él se excusa innecesariamente por no llevar ropa interior y yo le digo que es la cosa que menos me molesta en el mundo. Sonreímos, nos reímos. Cuando estoy con él río de verdad, sin necesidad de chistes ni de programas de comedia. Me pone feliz. Sólo puedo reír. Pendejo. Me revuelca por la cama hasta que nos sentamos frente a frente con las piernas entrelazadas. Encima de nosotros, la sábana forma un capullo donde quisiera vivir con él varios años, hasta que uno de los dos se muriera. Envueltos, frente a frente, en la sábana, mis ojos se ponen más claros y los veo reflejados en los ojos claros de él. Podría orinarme de felicidad, podría secuestrarlo; morir en ese momento manteniendo eternamente su recuerdo o decirle lo que nunca le he dicho: lo que siento por él.

Sus manos son pequeñas —lo hemos comentado—, siguen acariciándome y noto que se ha fijado en algo. Siento sus dedos en mi cabeza y me dice: "tenés el pelo más largo de todas las personas con las que he estado, incluso las mujeres". Nos da risa. Yo estoy feliz. Aún es tarde. Saldremos de la cama en la noche.

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Cosas que recuerda uno.

4 comentarios:

S0y la Que No Buscas dijo...

Ash, que chulo de bonito esta esto!!!

"Cuando estoy con él río de verdad, sin necesidad de chistes ni de programas de comedia. Me pone feliz. Sólo puedo reír"

Me encantó XD

P.D
Entonces el aroma del viejito que usted ve queda impregnada en el edificio jeje

Saludos!!

Nadie dijo...

S0y la Que No Buscas, gracias. Ahora, siempre que veo a ese viejito me acuerdo de usted.

TITO dijo...

Me emocioné. Parece una escena sacada de alguna película europea. Qué sexual eso...

Nadie dijo...

TITO, sí, bien sexual :D