martes, 6 de abril de 2010

Voyeur

Yo no sabía,
pero hay un sitio donde la gente crea una cuenta y pone a disposición de quien sea su cámara web. Obvio: uno sólo ve gente cogiendo y masturbándose, y uno que otro chero penoso (de vergüenza) que sólo pone su cara a disposición del mundo, nada más, y que, por eso, sólo tiene como seis espectadores. Bueno...
Soy morboso, no podría negarlo nunca, y he pasado varios valiosos minutos curioseando, de cámara en cámara, las caras y los cuerpos de hombres de países lejanos.
Vi un muchacho en Estados Unidos muy lindo, pelo café, nariz rosada, camiseta con una cosa irrelevante estampada en el pecho, boxers, audífonos y bailaba sentado. Sonreía con los ojos achinados y me contagiaba la sonrisa. Luser que es uno. Ésto fue ayer.
Hoy vi a una pareja de alemanes, en sus treinta o cuarenta años, cogiendo como Dios no manda. El activo (perdoname, yo, por estar usando estos términos)... el que estaba penetrando por el ano al otro (así es el mundo), después de haber eyaculado, sacó su pene del amante que quedó boca abajo y para estimular el orgasmo de éste, le pasaba las uñas por las nalgas y las piernas, mientras el que estaba boca abajo se masturbaba hasta eyacular. Así, como alargando en la mente la duración del orgasmo, el pasivo (perdón / vaya) hundía su cara en la almohada y el amante, sentado a la orilla de la cama, no dejaba de acariciarle las piernas, los pies y las nalgas hasta que el otro se dio la vuelta y se quedó tendido, blanco y delgado, y se pusieron a hablar... Pasaron hablando como quince minutos o más. No se oía nada. Pasaron hablando como veinte minutos y yo no dejé de verlos ni un segundo así: tan serenos, tan sin preocupaciones; en esa habitación blanca, con edredones blancos e iluminación indirecta. He visto miles de escenas de hombres cogiendo de todas las maneras. NUNCA había visto una escena tan larga en la que dos hombres sólo hablaban, desnudos, sin poder oír qué decían, sólo imaginarlo. En el transcurso de la plática, el penetrador se fue vistiendo y cuando se puso el último zapato, se despidió sin beso y salió de escena. El que quedaba se acercó desnudo a la cámara y terminó la sesión como si nada, sin escribir nada en el espacio para chatear donde cientos de espectadores pedían un beso y otras cosas que no se me hacen relevantes.
Luego vi a un inglés meterse un dildo gigante en el ano.
Vi a una viejita gringa haciéndole sexo oral a un viejito (gringo).
Vi tres minutos del tórax de un taiwanés. Qué bonitos sus pezones.
Luego volví a la cámara del de los ojos achinados que seguía bailando sentado y haciendo gestos a la cámara... qué lindo... seguramente me caería mal.
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Entrada gracias a CAM4.
No hay imagen porque es suficiente con las que le puse en la mente.

3 comentarios:

TITO dijo...

Perverso...pena te debería decir eso, escribirlo. Dónde quedo la moral y las buenas costumbres, digo yo. ojalá que nadie entre.

Orpheo dijo...

"qué lindo... seguramente me caería mal."
jajajaj

Nadie dijo...

TITO, si usted me habló por primera vez de este sitio. Coma caca.
Orpheo, es de esperarse eso.