sábado, 5 de marzo de 2011

Dieciocho de febrero de dos mil once, once y treinta de la mañana

Entro a un ciber café a imprimir un archivo y me doy cuenta, después de un ratito, que ahí está José David Laguán y nos saludamos. Unos minutos después, veo hacia atrás y me parece ver a Natalia Domínguez. David la ve y dice «¡y ahí está la Natalia, ve!». La saludo, le digo que me da asco una foto de ella donde sale un pene y un pan. Se ríe y me dice «gracias». Salgo del ciber café y, al tratar de cruzarme la calle, pasa frente a mí Ricardo Roque Baldovinos en su carro verde.

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