Voy en un carro. Soy Nadie. Una de mis amigas maneja pero no sé cuál de todas es. Las mujeres siempre me andan en carro. Entramos por un portón metálico que abre paso a un callejón pequeño, como de cinco casas a cada lado y muro de ladrillos sin repellar al fondo. Mi amiga se parquea frente a la casa del fondo a la izquierda. Está húmedo y ha llovido en la noche. En ese momento es temprano, hace un poco de frío y hay un filtro celeste en las imágenes de la mañana.
— Aquí es.
— ¿Y a esta hora te dijo? Es que está muy temprano.
— ¡Sí, vos!
— Pero no se oye nada y ni se ve movimiento.
— Entremos, a ver qué ondas.
En sincronía, mi amiga y yo abrimos las puertas y unas gotas de agua se desprenden (en sincronía). Nos despiertan un par de poros más porque están heladas. Nos dirigimos hacia la puerta, subimos tres gradas y mi amiga toca el timbre. No escuchamos nada, ni el timbre; pero al minuto, se abre a puerta. Nos golpea un calor inesperado que agradecemos sin decir palabra y nos da la bienvenida Flor Aragón.
Adentro está cálido, hay ruido de conversaciones de fondo, como en película. La casa es bastante contemporánea, con grandes paredes lisas de cemento sin pintar, con paredes de ladrillos descubiertos, grandes ventanas de marcos negros, sin paredes que dividan las diferentes áreas. Al entrar uno ve la sala, el comedor, la cocina, hasta el patio; la entrada del dormitorio, una zona llena de libros. Pero es cálido adentro. Se ve una iluminación como generada por fuego, aunque no vea la chimenea por ningún lado. Parece un apartamento de soltera, una casa de soltera. Flor Aragón es soltera, seguramente.
— Entren. A empezar a comer vamos.
Saludos. Besos. Mi amiga y yo entramos y luego ella se pone a hablar con otra gente y camino un rato viendo los adornos puestos en mesitas de noche colocadas en varios lugares.
Ahí está la mitad de los artistas contemporáneos salvadoreños; pintoras, fotógrafos, bailarines y bailarinas, escritores; incluso periodistas y publicistas. Unos tienen un vaso de jugo de naranja en la mano y hablan, como si hablaran de noche en el lobby de un teatro con una copa de vino en la mano. Encuentro una silla sola en una mesa. Ya están sirviendo el desayuno, creo.
— ¿Ese de camisa celeste es Carlos Bonilla?
— Sí.
— Qué feo se ve de cerca.
— Ajá.
— Qué feo se ve de cerca.
— Ajá.
En la mesa, están un señor que no sé quién es y Efraín Rivera Caravantes muy ido en quién sabe qué pensamiento. No reacciona al verme y no lo saludo. Desayunamos, para eso estamos ahí. La gente muy animada no deja de hablar ni comiendo. No recuerdo haber comido. Efraín Rivera Caravantes ni volvió a ver su plato, seguía ido y así se quedó para siempre.
Un segundo después, yo estoy sentado en el suelo, entre dos sillones con tres personas sentadas en cada uno. No sé qué estamos haciendo, no sé quiénes son las personas, pero el ruido ha crecido y ahora hay carcajadas que llenan los espacios solos de la casa.
— ¿Niña, y desde cuando el jugo de naranja emborracha?
— Desde que lo mezclan con vodka, vos.
Carcajadas. Por detrás mío, llega Flor Aragón y la noto contenta aunque no la vea llegar porque le estoy dando la espalda. Tiene las uñas muy largas y con el dedo índice y el pulgar de una de sus manos me agarra fuerte un mechón de pelo —el más sensible— y me lo jala tanto que me obliga a ponerme de pie. Todos ríen. Carcajadas. Flor Aragón es más fuerte de lo que parece.
— Ahora, vos tenés que lavar los platos.
— ¡Claro! Con gusto.
Deduzco que todos han colaborado en hacer el desayuno y que a mí me toca lavar los platos por haber llegado tarde. Mi amiga ya no existe en este momento y ya se me ha olvidado. Cae el agua rozando la porcelana blanca. La porcelana es más blanca y más bonita que mis uñas. Las uñas de Flor Aragón han de ser de porcelana. Lavo un plato, lavo otro, lavo tres; no están sucios. Me da pena quedar como malagradecido y decir que ya no seguiré lavando porque están limpios. Ya no escucho el ruido de la gente: es que no dejo de preguntarme qué hago ahí y por qué estoy haciendo lo que hago. Flor Aragón regresa a la cocina, quizás escuchó mis pensamientos. Todos la ven. Todos nos ven porque no hay paredes que dividan las áreas de la casa. Me quita el plato que tengo en la mano y me toma con su mano una mano.
— No tenés que lavarlos, de verdad. Sólo es que sos tan serio. ¿Por qué no sonreís? Todos están pasando un buen rato y vos tan serio. ¿Por qué no sonreís?
Entonces, me comienzo a preguntar lo mismo
y no dejo de preguntarme lo mismo,
me pregunto lo mismo, y no dejo de pensar en eso,
no dejo de pensar en eso,
no dejo de pensar...
no dejo de pensar lo mismo...
no dejo de pensar...
no dejo de pensar...
--
Foto: no sé.
Modelo: Flor Aragón.
Gracias, Flor, por la foto.
y no dejo de preguntarme lo mismo,
me pregunto lo mismo, y no dejo de pensar en eso,
no dejo de pensar en eso,
no dejo de pensar...
no dejo de pensar lo mismo...
no dejo de pensar...
no dejo de pensar...
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Foto: no sé.
Modelo: Flor Aragón.
Gracias, Flor, por la foto.
7 comentarios:
¿Y fue un sueño de verdad?
Me gusta mi casa de soltera y que todos los artistas contemporáneos estén allí... Seguramente mis uñas son de porcelana porque se me quiebran bien fácil. Seguramente no te habría mandado a lavar los platos. Seguramente nos habríamos quedado platicando por allí con Miguel, la Elena y Elmer y todos los demás, tomándonos el jugo de naranja con vodka y seguramente sí te hubiera dicho por qué sos tan serio, pero hubiera hablado y hablado y hablado de tantas cosas que al final vos hubieras terminando riendo.
Me da risa eso que las mujeres te andan en carro. Es tan cierto!!
Yo, beibe, siempre a tu servicio.
Y me encanta la foto de Flor, quiero verla impresa!
No entendí :( creo que es un post privado...
Me quedé ido, jajaja. Soy tan silencioso en tu sueño como en la realidad. Casi siempre estoy en otra lado, idooooooooooo........
Flor, sí fue un sueño que tuve la madrugada anterior a haber publicado esta entrada. Yo le hubiera contestado que no soy tan serio :)
Elena, gracias, beibe. Siempre de espléndida.
Be yourself, este blog es bieeen público. Sólo quería contar el sueño. No había gran cosa que entender :)
malvadoyin, ya dependería :) Pero sí ni me hiciste vela en el sueño :/
yo quiero conocer a flor aragon y tambien se me antoja desayunar a esa hora, y no me rajo, tambien lavaria los platos.
vladesev z., qué bueno :) así no los lavo yo :D
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