El niño no humano, quitó su mano de la cintura y ni suspiró. Vio la muerte, sintió asco de su belleza y su cuerpo ante la vista de las gentes. Tadzio, con el agua empezando a mojar sus nalgas, siguió avanzando, caminando sin detenerse, con paso firme en la arena, con paso firme en el agua quieta. Tadzio, con el agua hasta los pezones endurecidos, dio los pasos necesarios para sumergir las puntas de sus cabellos horriblemente rubios. La quijada en el agua. El mar entrándole por la boca. Las burbujas en su nariz sin besos. Tadzio ve la superficie del mar extenderse hacia el mundo desde sus ojos y no se detiene. Se sumerge lejos de todos los que quedan y que le sobraban. Unas burbujas delicadas son la última manifestación en su historia. Las mujeres en la playa se escandalizan y se asoman a ver el vulgar cadáver de Aschenbach. Los niños ríen entre gritos de juegos y celebraciones de haber visto un muerto.
Adiós, Tadzio. Dios existe y el amor es real.
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Qué maricón se ha puesto este blog. Final que imaginé de MUERTE EN VENECIA de Thomas Mann. En la imagen: Björn Andrésen.
No sé quién tomó la foto. Tonta yo.
3 comentarios:
Interesante lo de los finales alternativos.
Sosabio.
:-)
Anti-Raúl y S0y la Que No Buscas, :D
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