17 de marzo de 2010

Inicio enésimo

Te toco.

Repinto las letras que te escribo.

Tu ojo
es perfectamente descriptible.

Estás aquí
cerca.
La sala es enorme y helada.
Los libros huelen a viejo porque lo están.

Me descubro la nuca
corriéndome el pelo
y, por coincidencia, en ese momento pienso
que te seguiría por siempre,
te esperaría
respirando aire acondicionado
como si fuera tu aliento
libre de pasta dental y cálido,
con olores pertinentes a una boca:
un aliento verde,
del mismo verde
que tu camisa.

2 comentarios:

S0y la Que No Buscas dijo...

"un aliento verde,
del mismo verde
que tu camisa"

Me gustó!

Nadie dijo...

S0y la Que No Buscas, ;)