Uno es humano, tiene que comer, que vivir porque uno así lo quiere.
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Yo tenía que trabajar y someterme al frío de levantarme a las cuatro de la mañana, hora en la que un taxi me recogía y me llevaba a mi trabajo en el edificio más cuadrado y más frío del Bulevar de Los Héroes.
No podía con la carga de mí mismo y comencé a llorar constantemente sin que nadie lo notara, ni yo, y lloraba sin lágrimas y sentía llorar. Hablaba inglés, por eso me pagaban. Me desesperaba tanto porque no me sentía como yo, me deprimía. Lidiaba con un trabajo donde pasaba diez horas al día, soportando las despedidas para siempre de los amigos, una detrás de otra, todas acumuladas.
Veía los cielos de la tarde y la ciudad todos los días que trabajaba, tras los vidrios del edificio que apresan. Me di cuenta de que detrás de la ventana que sirve de pared externa del edificio, contruían otro edificio igual, unos hombres que, al igual que uno, trabajan con la cara triste. y medio se alegran a la hora del almuerzo. Caminaban por los andamios verdes y a veces se sentaban en ellos a contrastar sus pieles morenas contra la degradación de blanco a azul en el cielo.
Me perdía varios segundos en esas imágenes y lloraba de verdad, comenzaba a buscar un papel cualquiera. El trabajo no importaba ya. Escribía un verso, siete, otro por cada sentimiento que cada movimiento de los constructores me provocaba. Encontraba un poco de belleza desde ese espacio donde me tocaba estar, comenzaba a disfrutar la vista, la ciudad al rededor, los carros bajo los pies, el cielo omnipresente, las gentes que caminaban por el bulevar inadvertidas de que uno las veía y se inventaba sus pensamientos, sus historias y sus deseos.
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Uno escribe. Uno no habla con nadie. Uno se encierra en un mundo inmenso creado entre uno y su cuaderno. Uno tiene silencios de fuego./ Uno quiere decir y no puede./ Uno sabe el abismo./ Eso es todo./ Uno dice y no entiende./ Eso duele.*
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Patético intento de contar cómo inicié el poemario AUN LOS ESPACIOS VACÍOS TIENEN AIRE que se ganó el Gallo Tapado hace unos días.
La primera palabra del título del poemario no lleva tilde como ha salido en algunos lugares.
*Por el poema UNO DICE de Mario Zetino.
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Yo tenía que trabajar y someterme al frío de levantarme a las cuatro de la mañana, hora en la que un taxi me recogía y me llevaba a mi trabajo en el edificio más cuadrado y más frío del Bulevar de Los Héroes.
No podía con la carga de mí mismo y comencé a llorar constantemente sin que nadie lo notara, ni yo, y lloraba sin lágrimas y sentía llorar. Hablaba inglés, por eso me pagaban. Me desesperaba tanto porque no me sentía como yo, me deprimía. Lidiaba con un trabajo donde pasaba diez horas al día, soportando las despedidas para siempre de los amigos, una detrás de otra, todas acumuladas.
Veía los cielos de la tarde y la ciudad todos los días que trabajaba, tras los vidrios del edificio que apresan. Me di cuenta de que detrás de la ventana que sirve de pared externa del edificio, contruían otro edificio igual, unos hombres que, al igual que uno, trabajan con la cara triste. y medio se alegran a la hora del almuerzo. Caminaban por los andamios verdes y a veces se sentaban en ellos a contrastar sus pieles morenas contra la degradación de blanco a azul en el cielo.
Me perdía varios segundos en esas imágenes y lloraba de verdad, comenzaba a buscar un papel cualquiera. El trabajo no importaba ya. Escribía un verso, siete, otro por cada sentimiento que cada movimiento de los constructores me provocaba. Encontraba un poco de belleza desde ese espacio donde me tocaba estar, comenzaba a disfrutar la vista, la ciudad al rededor, los carros bajo los pies, el cielo omnipresente, las gentes que caminaban por el bulevar inadvertidas de que uno las veía y se inventaba sus pensamientos, sus historias y sus deseos.
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Uno escribe. Uno no habla con nadie. Uno se encierra en un mundo inmenso creado entre uno y su cuaderno. Uno tiene silencios de fuego./ Uno quiere decir y no puede./ Uno sabe el abismo./ Eso es todo./ Uno dice y no entiende./ Eso duele.*
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Patético intento de contar cómo inicié el poemario AUN LOS ESPACIOS VACÍOS TIENEN AIRE que se ganó el Gallo Tapado hace unos días.
La primera palabra del título del poemario no lleva tilde como ha salido en algunos lugares.
*Por el poema UNO DICE de Mario Zetino.
4 comentarios:
FELICIDADES!!! No me habia enterado que usted era el ganador de Gallo Tapado!! :-)
Pero me da mucho gusto que asi haya sido XD
Otra vez felicidades por escrito... Cuando me entararé qué es trabajar?
Te he estado mandando mensajitos al cel. No te llegan. Felicidades por destapar al gallo :)
S0y la Que No Buscas, ¡¡GRACIAS!! Yo tardé un poco en enterarme, también.
TITO, gracias otra vez por escrito. Se enterará qué es trabajar cuando busque la palabra en el diccionario (?) (mal chiste).
malvadoyin querido, no has de tener mi número correcto de celular, te lo mando por correo. Qué chuco se oye eso de "destapar el gallo", hasya sentí un olor.
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