17 de octubre de 2009

Misteriosa Olga!®

Es el tercer sábado de cada octubre de cada año. Programada, a las diez de la noche, la cama de Olga Miranda se dobla hacia arriba para sentarla. Olga va despertando en los segundos que ese trayecto dura. Todas las sirvientas de la casa saben que cuando Olga se levanta no deben asomar por su cuarto. Está en camisón, sin maquillaje, arrugada y completamente calva. El cielo falso sobre su cabeza se abre y bajan dos brazos robóticos con una peluca perfectamente peinada. Se la colocan en su cabeza llena de lunares de la tercera edad, de adulta mayor. Fijan bien la peluca, le pintan la cara con maquillaje en aerosol, pulen sus uñas, la visten y la calzan: la convierten en Olga Miranda.

Es el tercer sábado de cada octubre de cada año. La sirvienta número setenta y tres sabe que es la noche en que su señora sale a una misteriosa tarea, misteriosa costumbre que se da cada año. Setenta y tres le tiene preparados en el recibidor un maletín de cuero negro, unos guantes y una capa con capucha del mismo color. Olga Miranda baja el amplia escalera colocándose sus gafas oscuras a las diez y veinte de la noche. Toma en silencio las cosas que Setenta y tres le ofrece con una mano mientras que con la otra le abre la puerta. Afuera la espera su chofer, código CH25q, quien cierra, sin hacer ruido, la puerta del carro negro de vidrios polarizados, cuando ya Olga Miranda se encuentra acomodada en el asiento, callada, misteriosa.

El chofer arranca. En unos minutos llegan a las afueras de la ciudad, están en Las Delicias, por la salida de Santa Tecla hacia Santa Ana. Han llegado, como todos los años en ese día, frente a la pequeña casa de las hermanas Chacón, las señoras que por tantos años han puesto el nombre de Las Delicias en la ruta turística del país; las de la receta de cebada única, los pastelitos de carne y de frutas, los dulces de leche de burra.

Olga baja del carro ataviada a las once de la noche, toca la puerta y las Chacón la esperan en vela. Le abren. No hablan. Sólo le entregar un libro de pasta negra y no pueden ocultar su cara de tristeza. Olga las ve con aire de superioridad y se dirige a una, a la que le dio el libro, a la más triste:

—Elvira, mujer, ya deberías estar acostumbrada. Bien sabés tú que los Chacón juraron quinientos años de servicio a mi familia. No veo por qué tanta mala cara año tras año. Estas recetas que me entregás no te las estoy robando, niña, no. Es parte del pacto que las mujeres Chacón nos den sus recetas y que las Miranda las hagamos pasar por nuestras, así mantenemos nuestra fama. ¿A quién va a querer ver la gente en la televisión cocinando? ¿a vos o a mí? Resignate, niña, el contrato no termina mañana. Todavía te quedan tus pastelitos, tus dulcitos y tu cebada. Mirá la Leo, siempre de estoica, incólume la mujer. Tú tenés que agarrar ejemplo de ella, Elvira.

Y con esas palabras las dejó. Puso el libro negro en el maletín, salió sigilosa de la pequeña casa y se metió en su carro, satisfecha de que tenía asegurado su negocio de recetas un año más, su show, su libro, el nuevo libro que preparaba, su comida congelada, sus vinagretas. Sonriente iba Olga, aferrada a su recetario negro. Al pasar rumbo a su casa, frente a la Hacienda de los Miranda, un enorme rayo se desprendió entre las nubes y los ojos se le incendiaron. Olga Miranda se sentía viva. Código CH25q temblaba de miedo en el asiento de adelante.

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Por las habladas de caca que hemos tenido los cucavergas en torno a Olga Miranda. Foto plagiada de olgamiranda.com.

16 comentarios:

Orpheo dijo...

Heeyyyyyyyyyyy! JAJAJAJAJAJAJ Qué chivo xD Ya era hora que apareciera Olga en tu blog xD

Mario E. dijo...

Chivísimo esto.

Yo una vez ví OlgaPlus y la invitada era la Beatrice. Imagíneselas juntas... fue sencillamente demasiado.

jajaja

Mauxito dijo...

Jajajaja perdón, la entrada anterior la firmé mal.

ahora sí, que me encantó el post!
sos pero lo mejor!

de puro suspenso me quedé leyendo la entrada sólo para saber qué iba a hacer la Olga.

Me encantó! jajajajaja

S0y la Que No Buscas dijo...

jajajajajajajajajajajajajajaja!!!

Que divertida historia, hasta me la imagine XD

Saluditos!

HuelveElena dijo...

Ahhhh!!! Esa idea se gestó en mi carro. Y que no iba a ir bebiendo un capuccino la Olga, vos?
Y que no iba a usar una capucha que "mamá me compró en un convento en Los Ángeles"???

admin dijo...

Siempre pensé que la mentada Olga no podía tener tanta imaginación para hacer esas vinagretas que.... jamás he probado jajajajaja. Me da miedo esa ñora.. más con su peluca y sus arrugas :P

Orpheo dijo...

En un convento en Los Ángeles xD!

Pero si eran las 11pm, no creo q fuera probable que se fuera tomando un capucino. Una servidumbre de 500 años, claro, sí lo es xD

Orpheo dijo...

Hey, le acabás de poner el "®" jajaj

claudia olmedo dijo...

me encanta! ecstatic

Be yourself dijo...

qué bárbaridad de imaginación!!! me encanta, ya quisiera yo tener un poco de la que a vos te sobra. Te felicito!

Unknown dijo...

Que barbaro!, que manejo del suspenso... casi pude ver el rayo reflejado en los ojos de Olga !!!

Genial Genial Genial !!!

Nadie dijo...

Orpheo, sí. Hace ratos la andaba en la cabeza.

Mario E., me muero de la envidia. ¡Las ícono QKV y Shoft juntas!

mauxito, gracias. :D Ya borré la firma anterior.

S0y la Que No Buscas, yo me divierto también imaginando babosadas jajaja.

Elena, de esos detalles no me acordaba jajaja.

Claudia, gracias. Qué bonito verla por aquí :)

Be yourself, gracias ;)

Jose Alberto, muchas gracias. ¿Primera vez que lo veo por aquí?

MIANCA dijo...

la olga me llega lo unico que cocina con mucho condimento de esa forma le da sabor a la comida deberia usar mas los hierbas

Nadie dijo...

MIANCA, a ver cuando vamos de invitados a su programa y le enseñamos a cocinar.

Budiny dijo...

Buena historia, una mezcla de películas de brujas con algo de Asimov, muy buena comparación entre mi tía Elvira y mi mamá (noy)

Mauxito me recomendó esta historia

Nadie dijo...

O.N.E., qué gusto recibir su comentario. Saludos a su mamá y a su tía (: