lunes, 30 de marzo de 2009

A falta de pornografía, la Biblia

Hermanxs homosexuales insestuosxs aquí reunidxs, abramos todxs nuestras Biblias en el libro de Cantares, capítulo ocho, versículos del uno al tres y repitamos con voz audible de la siguiente manera:
 
1 ¡Oh, si tú fueras como un hermano mío 
Que mamó los pechos de mi madre! 
Entonces, hallándote fuera, te besaría, 
Y no me menospreciarían. 
2 Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; 
Tú me enseñarías, 
Y yo te haría beber vino 
Adobado del mosto de mis granadas. 
3 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, 
Y su derecha me abrace. 

Aaaamén.

Bien, hermanxs, después de haber leído este pasaje tan erótico de las Sagradas Escrituras, tenemos que masturbarnos, es voluntad de Dios. A Él sea la honra y gloria y las ofrendas de nuestro semen.

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Gracias a Wingston por mostrarme este bello pasaje de la Biblia.

sábado, 28 de marzo de 2009

El parto de la Virgen

El bebé ya no aguantaba tanto tiempo dentro del cuerpo de esa mujer. Pensémoslo: no es muy agradable estar rodeado de tanto órgano en pleno funcionamiento y caca. Ya eran nueve meses desde que se había formado ahí dentro quién sabe cómo y, si no salía en ese momento, la panza de la mujer crecería tanto que reventaría y ese nacimiento sería muy grotesco, muy violento; sin poesía y misterio, como estaba previsto.

La mujer esa entró en labor de parto y la situación de la época no le permitía dar a luz de manera segura. Entre animales tuvo que abrir las piernas y pujar y sudar entre la mierda y el olor a establo. Parecía un animal ella también, se mordía la mano para aguantar el dolor y sus músculos se contraían. Encima de la paja que cubría el piso de aquel lugar, cayeron todos los fluidos asquerosos que de su vagina salían. Una mula se acercó a lamerlos.

El bebé comenzó a empujar. La mujer maldecía. 

Casi asfixiándose, Jesús se econtró con un problema al salir por la vagina de su madre: ella aún era virgen. Pero tan santo y milagroso era aquel feto ensangrentado que, al primer contacto con el inmaculado himen, se iba haciendo líquido y en ese nuevo estado, podía fácilmente atravesar el obstáculo. Cuando pasaba al otro lado de esa membrana, recuperaba su constitución de humano y las manos de José lo recibían a medida que iba saliendo. 

María, aún cansada, se apuró a cortar el cordón umbilical con sus dientes y, al segundo siguiente, se palpó dentro de su cansada vagina para sentir si aún quedaba su santísimo himen... Ahí estaba: intacto, sin profanar, digno de culto y promesas, lleno de gloria y poder.

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Imagen: Detalle del díptico EL NACIMIENTO DE MI HIJA de Ana Álvarez-Errecalde.

jueves, 19 de marzo de 2009

5

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La vieja mendiga, esa tarde, recibió diez centavos de un hombre desconocido que alguna vez fue el hijo que abandonó.
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Cuando el diablo tiene sexo con mujeres, las penetra por la vagina y hace que su pene cambie de tamaño según la mujer lo desee. En el ano les mete su cola.
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Genaro murió en 1973; era muy guapo. Muchas fotos le tomaron: a color, blanco y negro. Sólo murió de verdad en 1986, cuando todas esas fotos quedaron enterradas por un terremoto.
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El diente se le cayó en el baño a la niña; por la tubería, llegó hasta las patas de una rata. La rata se lo quiso comer y no pudo, sólo logró lamer lo negro de la pequeña caries. Fue sólo un pequeño placer, fue como comer caviar.
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Fueron, pues, los días de Matusalén, novecientos sesenta y nueve años; y murió. El promedio mundial de esperanza de vida fue 67 años en 2005. Pronto, las niñas recién nacidas tendrán sexo con los niños al siguiente segundo del nacimiento; se embarazarán y, a los minutos, parirán para morir al instante. El mundo será millones de filas de bebés saliendo de otro que muere.

lunes, 9 de marzo de 2009

Besar mujeres / Improvisar*

A la prima de mi amiga —cuando yo tenía 12 años y ella, menos— la besé por presión de grupo; porque todos los que se habían reunido a ver películas sabían que yo le gustaba a ella y querían que nos hiciéramos novios. Como buen hijueputa que he sido siempre, no dudé en decir sin consideraciones que a mí no me gustaba ella. Pero a esa edad uno todavía es niño, débil y no soporta tanta presión... por lo menos yo no. Encerrados en el cuarto de la compañerita anfitriona —que aún no conocía la mestruación— nos besamos la prima de mi amiga y yo, bien sin gracia. Ella usaba zapatos que parecían de hombre y  medias blancas dobladas.

Cuando iba a bachillerato tenía una amiga muy bonita y yo le gustaba a ella, incluso sabiendo que soy homosexual. Ella es (o era, no sé) polisexual, de hecho decía que un travesti sería su pareja perfecta porque tenía las cosas de las mujeres que a ella le gustaban pero era un hombre: tenía senos y pene pues. 

Un día que no fuimos a clases, nos quedamos en la casa de otra compañera que pasaba sola todo el día; mientras a la anfitriona le hacían un tatuaje en una nalga, la amiga bonita me encerró en un cuarto y me abrazó, me dijo que le diera un beso. Yo le dije que no, que no me gustaban las niñas, pero no le importó y cuando acercó sus labios, aparté la cara, viendo hacia arriba, pero me comenzó a besar el cuello y, ya que estaba en esa situación, no iba a salir corriendo.  La besé un tiempo considerado y me salí del cuarto. Nuestra amiga, a la que tatuaban, se enojó porque a ella le gustaba la bonita.

La amiga que pasaba sola casi todo el día se contentó. Ellas tuvieron algún tipo de relación sexual en algún momento del que no estoy seguro. Pasó tiempo e íbamos a tercer año de bachillerato. Sólo quedaba la bonita en el colegio; la otra se había cambiado. La que quedó anduvo con algunos muchachos de octavo y noveno grados y de segundo y primer años de bachillerato. Una vez estaba muy triste y me dijo que necesitaba un novio más tranquilo y con el que compartiera más. Nos hicimos novios dos semanas. En esas dos semanas no nos besamos ni nada. Todo era incómodo. Acordamos terminar, que muy raro eso de ser novios. Volvimos a ser amigos y volvimos a topar (amontonar, make out, fajarse).  

La tercera vez que me besé con una mujer fue hace dos años, más o menos, en un patín (fiesta, chupe, reunión para tomar alcohol). Todos los presentes estábamos muy borrachos. Siempre pensé que era bonita... aún lo pienso. Estábamos platicando subidos en un sillón y me comenzó a besar. Detalles casi no tengo; sólo sensaciones indescriptibles: ¡tan linda la embriaguez! Yo no puse resistencia. Una boca es una boca. Su vestido rojo se sentía bien y era muy bonito. En un momento le dije "me estoy imaginando que sos hombre" y no le importó; luego me topé con su amigo, creo, ¿o fue otra noche?

En fin... no me gustan las mujeres... sexualmente.

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En referencia a una línea de Elena Salamanca que dice "Tirar besos frente al espejo. Ensayar."

jueves, 5 de marzo de 2009

De las mejores películas que no he visto


Hermosa escena de la película de 1932, FREAKS, dirigida por Tod Browning.
Microcefálicos, enanos, mujer/hombre, siamesas, mujer sin brazos, mujer barbuda, entre otros; aceptan a una rubia bonita como uno de ellos: poesía.

miércoles, 4 de marzo de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

No sea maricón

Maricones, escriban como maricones, no sean tan maricones.
¿Que qué necesidad hay de hacerlo? La necesidad de vivir sinceramente sin temor a ser criticado, siendo siempre lo que se es y no ocultarse. Así como los heterosexuales. O ¿no tiene usted esa necesidad? Al fin y al cabo así es, siempre somos homosexuales. El hecho de que a veces lo ocultemos sólo nos hace maricones mentirosos.

Ir a la disca no es salir del clóset, querido lector desconocido; no trate de consolarse con eso.

¿No cree que si ocultamos lo que verdaderamente pensamos y sentimos, les damos la razón a todos los que opinan que pensar así en incorrecto?
 
Escriba como es usted. No tutee que es salvadoreño.
Usted no es incorrecto.
¿Qué si le gusta que le perforen hasta el píloro?* Quien lo critica, no lo ha probado. No estaría criticando si lo hubiera probado.
Todos somos hombres: homo, bi, poli y heterosexuales; todos tenemos próstata, todos sentimos placer si la estimulamos. Algunos aprovechamos esa maravilla, otros no. Eso es lo triste de ellos, de los hombres penecéntricos, sin ninguna fantasía más que la de penetrar una vagina. Eso es lo triste: se niegan al placer... Pobres mujeres.
 
No sea cobarde. No disfrace al hombre que le gusta de mujer en sus poemas: ¡qué insulto! No evada los calificativos masculinos por favor. Salga del clóset. Por más ordenadito y cómodo que sea su clóset, nada se compara con la belleza del caos estruendoso de afuera. Se lo pido en nombre de lxs niñxs reprimidxs y discriminadxs diariamente. ¿No se acuerda cuando lo molestaban en el colegio o cuando escuchaba comentarios homofóbicos sólo dignos de la mente de Hitler? Por esxs niñxs se lo pido. Tóquese los huevos... o los ovarios.
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*Imagen de un muchacho que me dijo que "bueno... las palabras son para eso, para compartirlas" (acento venezolano).
Por muy imperativa que sea esta entrada, no lx obliga a nada.