jueves, 29 de octubre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

Después de buscar sollozar en la RAE

Creo que te comencé a querer porque estoy triste porque vos...


Creo que te quiero como quiero esta foto de Marguerite Duras. Así: cariño intelectualoide con referencias pseudo plantosas. Cariño comemierda.// Quisiera vivir una historia intensa como las de Marguerite. No necesariamente tendrían que ser como las de ella, sólo que tengan la misma intensidad. Si fuera más intensa, nos podríamos matar.// Creo que me quisiera enamorar de vos./ No sé./ No sé si quiero saberlo.// Qué pendejo esto.


Palabrasquellenanelvacío.Palabrasquellenanelvacío.
Palabrasquellenanelvacío.Palabrasquellenanelvacío.

martes, 27 de octubre de 2009

Quién fuera valkiria


Tardeme tres meses en ver todo DER RING DES NIBELUNGEN (o El ciclo del anillo) de Wagner pedaceado en You Tube. Pero me enamoré para siempre.
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Soprano: Kirsten Flagstad
Aria: Hojotho! de DIE WALKÜRE de Richard Wagner

lunes, 26 de octubre de 2009

domingo, 25 de octubre de 2009

A falta de creatividad, lista


Domingo es: Comenzar a las once de la mañana. Sopa. Papá que cocina. Bat for Lashes. LA MUERTE EN VENECIA de Thomas Mann. Zune es mejor que iPod. Calor. Desarrollar un parcial para mañana. Estudiar para otro parcial de mañana. Pensar en bañarse. Lavar ropa. Seguir bajando EINSTEIN ON THE BEACH. Un moscarrón cogiéndose una mosca por más de media hora en el patio. Mi papá y las películas de Canal 6. Ver los movimientos de las nubes mientras escucho SATYAGRAHA y creer sentir tristeza cuando se deshacen. Chuchitos en forma de gatitos. Cuatro zopes sobrevolándome. Comer oyendo música. Ver el cielo reflejado en la sopa. Llamar a alguien para que vaya al teatro con uno y terminar yendo solo. Atravesar la ciudad. Un boleto con descuento de estudiante. Esperar media hora y fijarse en toda la gente que pasa sobre la Plaza Morazán. Saludar sólo con hola a las gentes que conosco. Entrar en fila. Sentarse en medio. Terminar devastado. Callado (el domingo es callado). Caminar entre los edificios tenebrosos del centro de noche. Un señor pidiendo veinte centavos porque lo asaltaron. El camino a casa interrumpido por dos metaleros drogados. Preferir cambiar de bus a morir. Verse las manos en lo que resta de trayecto. Llegar a la casa. Darse cuenta de que se está vivo. Negar. Negar. El domingo es negación. 

sábado, 24 de octubre de 2009

Un poema es un poema

Está oscuro
él,
el cielo.
Vos
sos la tarde.
Yo soy la tarde
y todos somos imágenes poéticas fáciles,
inmediatas,
algo diferente a lo que somos,
lo que no somos:
todo, menos nosotros, ¿verdad?

En la gana de quererte
escribir algo,
no encuentro poema,
ni metáfora, ni símil,
que insinúe tu color.

Estás oscuro y lo sos;
lo estás de día y, sobre todo, en las noches.
Algo en vos me hace pensar
que no querés que te adorne;
algo que sospecho,
que ni vos sabés qué es.

Algo hay en tu casa que te aclara y te ilumina.
Tenés focos y lámparas
y blancas las paredes.
Tenés toallas dobladas,
ceniceros de vidrio y toallas de papel.

Algo en el ambiente me dice que no luche:
las personas son gentes; las ciudades, edificios;
y vos y yo, nosotros:

un par
de gentes,
dos muchachos
temerosos
uno
del otro.

La vida es la vida.
Así es
la vida.
Vivámosla, oscuro.
El tiempo es poco.
Sólo es de tarde.
Tranquilo.
No es que mueran los días.

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Idea surgida de andar en la cabeza las frases de un blog que no recuerdo, que tenía entradas tituladas como EL CIELO ES EL CIELO, EL MAR ES EL MAR, y así. A su autor el crédito de esa idea.
El poema es para otra persona :(

viernes, 23 de octubre de 2009

Dos líneas

No digo todo lo que pienso y no pienso todo lo que digo.
De todas las cosas que soy, no soy nada.
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Ya no me podré hacer este peinado :(

miércoles, 21 de octubre de 2009

En tiempos de violencia: vanidad

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Foto: Nadie.
Modelo: Nadie.
Estilo de cabello: Katie Holmes emo.

Después de tres años de no, hoy me corté el pelo donde el estilista más lindo del mundo: Basilio.

martes, 20 de octubre de 2009

Usted no es nada

Estado de Facebook, sos pendejada.
Sub nick del messenger, sos de las más grandes estupideces.
Exámenes parciales, son pérdida de tiempo.
Comentario de entrada, sos inútil.
Universidad, sos un gasto innecesario.
Crisis amorosas, son pupú.
Gente que se reúne a hablar tonterías afuera de mi casa, dan lástima.
Blogger, no servís ni para limpiarse el ano.
Cheros guapos que jamás me voltearán a ver, no son nada.
Fotos, son un montón de imágenes congeladas de universitaritos haciendo muecas idiotas.
Frío, no sos melancolía.
Amigxs, no servimos de nada.

CERRADO

Mucha gente está muriendo por gusto.
No vale la pena escribir.

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Un par de horas después: Bueno, sí. Mejor hay que seguir. Si no, habremos perdido. Así es una de diva. Van a disculpar.

lunes, 19 de octubre de 2009

No fumo

—¿Tenés fuego?
—No (pero si tuviera, te lo daría. Mi puño abriría y de la palma de mi mano se soltaría una llama azul para tu cigarro, los de tus amigas y hasta el de tu papá que te ha de querer mucho porque te ves querible, amable. Si tuviera fuego, quemaría tus yinas sin que te dieras cuenta para poder comprarte un par de nuevas igual de feas y las pondría en tu mochila sin que te dieras cuenta, a espaldas de tus amigas que fuman y fuman como respirando, como respirando por vos porque les has de gustar porque sos gustable, moreno y suave; se nota).
—Bueno. Gracias, vos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ridículum vitæ

JAVIER RAMÍREZ
Pseudónimo: Nadie

Se calcula que este joven se concibe entre los meses de enero y febrero de 1985 porque nace el 7 de octubre de ese año. Sus padres se separan algún tiempo después. Queda a vivir con su madre pero cuando cumple tres años, es casi raptado por su padre y llevado a vivir al populoso municipio de Soyapango donde se cría con su madra y herma-nastra.

En el colegio demuestra un excelente rendimiento —a excepción de la materia de Educación Física, la cual evita toda su vida escolar— llevándose uno de los primeros dos lugares (nunca el tercero) desde kinder a séptimo grado. Al siguente año, en octavo, no gana nada pues la adolescencia lo hace enfocar sus intereses en otras cosas.

El bachillerato lo cursa en un colegio evangélico de Soyapango, del cual lo más valioso que sacó es su aborrecimiento hacia las religiones abrahámicas. En 2004 entra a la Universidad de El Salvador a estudiar Economía (grave error), pero a los dos años se cambia a la Licenciatura en Letras (error garrafal) la que abandona el mismo año. Pasa algún tiempo tratando de decidir qué hacer con su vida, viviendo con su novio de ese momento y bebiendo alcohol. En 2009 ingresa a una universidad jesuita, donde se encuentra estudiando Comunicación Social a la fecha. También es soltero a la fecha.

Desde los 14 años, aproximadamente, manifiesta una grande (y a veces grave) afinidad al inspirador arte de la poesía y se arriesga a escribir sus primeros versos. Desde entonces sus poemas han sido publicados en algunos periódicos y revistas y ha participado en pocos certámenes literarios y nunca ha ganado uno; sólo ha alcanzado menciones honoríficas. Uno de esos certámenes es Letras Nuevas de La Prensa Gráfica.

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Foto: Nadie.
Título: Foto de perfil de perfil.
Modelo: Nadie.
Nota biográfico-literaria que me pidieron para un recital en Los Tacos de Paco al que no pude asistir a última hora. Apareció impresa en la memoria que se entregó ese día a los asistente. En esa fecha no había ganado el Gallo Tapado. Amén.

sábado, 17 de octubre de 2009

Misteriosa Olga!®

Es el tercer sábado de cada octubre de cada año. Programada, a las diez de la noche, la cama de Olga Miranda se dobla hacia arriba para sentarla. Olga va despertando en los segundos que ese trayecto dura. Todas las sirvientas de la casa saben que cuando Olga se levanta no deben asomar por su cuarto. Está en camisón, sin maquillaje, arrugada y completamente calva. El cielo falso sobre su cabeza se abre y bajan dos brazos robóticos con una peluca perfectamente peinada. Se la colocan en su cabeza llena de lunares de la tercera edad, de adulta mayor. Fijan bien la peluca, le pintan la cara con maquillaje en aerosol, pulen sus uñas, la visten y la calzan: la convierten en Olga Miranda.

Es el tercer sábado de cada octubre de cada año. La sirvienta número setenta y tres sabe que es la noche en que su señora sale a una misteriosa tarea, misteriosa costumbre que se da cada año. Setenta y tres le tiene preparados en el recibidor un maletín de cuero negro, unos guantes y una capa con capucha del mismo color. Olga Miranda baja el amplia escalera colocándose sus gafas oscuras a las diez y veinte de la noche. Toma en silencio las cosas que Setenta y tres le ofrece con una mano mientras que con la otra le abre la puerta. Afuera la espera su chofer, código CH25q, quien cierra, sin hacer ruido, la puerta del carro negro de vidrios polarizados, cuando ya Olga Miranda se encuentra acomodada en el asiento, callada, misteriosa.

El chofer arranca. En unos minutos llegan a las afueras de la ciudad, están en Las Delicias, por la salida de Santa Tecla hacia Santa Ana. Han llegado, como todos los años en ese día, frente a la pequeña casa de las hermanas Chacón, las señoras que por tantos años han puesto el nombre de Las Delicias en la ruta turística del país; las de la receta de cebada única, los pastelitos de carne y de frutas, los dulces de leche de burra.

Olga baja del carro ataviada a las once de la noche, toca la puerta y las Chacón la esperan en vela. Le abren. No hablan. Sólo le entregar un libro de pasta negra y no pueden ocultar su cara de tristeza. Olga las ve con aire de superioridad y se dirige a una, a la que le dio el libro, a la más triste:

—Elvira, mujer, ya deberías estar acostumbrada. Bien sabés tú que los Chacón juraron quinientos años de servicio a mi familia. No veo por qué tanta mala cara año tras año. Estas recetas que me entregás no te las estoy robando, niña, no. Es parte del pacto que las mujeres Chacón nos den sus recetas y que las Miranda las hagamos pasar por nuestras, así mantenemos nuestra fama. ¿A quién va a querer ver la gente en la televisión cocinando? ¿a vos o a mí? Resignate, niña, el contrato no termina mañana. Todavía te quedan tus pastelitos, tus dulcitos y tu cebada. Mirá la Leo, siempre de estoica, incólume la mujer. Tú tenés que agarrar ejemplo de ella, Elvira.

Y con esas palabras las dejó. Puso el libro negro en el maletín, salió sigilosa de la pequeña casa y se metió en su carro, satisfecha de que tenía asegurado su negocio de recetas un año más, su show, su libro, el nuevo libro que preparaba, su comida congelada, sus vinagretas. Sonriente iba Olga, aferrada a su recetario negro. Al pasar rumbo a su casa, frente a la Hacienda de los Miranda, un enorme rayo se desprendió entre las nubes y los ojos se le incendiaron. Olga Miranda se sentía viva. Código CH25q temblaba de miedo en el asiento de adelante.

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Por las habladas de caca que hemos tenido los cucavergas en torno a Olga Miranda. Foto plagiada de olgamiranda.com.

viernes, 16 de octubre de 2009

Tengamos una fiesta como ésta


¿Qué dicen? Yo quiero un vestido como el de Anita Ekberg (la rubia chichuda).

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Escena de LA DOLCE VITA de Federico Fellini.

jueves, 15 de octubre de 2009

Visita a mi madre

Estoy en Guatemala. La hora ha de ser entre la una y las cuatro de la tarde. Voy bajando por un camino arado en la ladera terrosa de donde me muevo. El Sol se cuela entre los árboles y me ilumina por secciones definidas verticalmente. El Sol me raya, parezco vestido de tigre dorado y mis ojos centellean al ritmo de mis pasos. El polvo se desprende de todos lados y a partir de mi cintura estalla en volutas color de mi piel. La tierra de este lugar es muy húmeda, café, casi roja. Me detengo.

Estoy ante una casa de madera oscura, ahumada y con voces que le manan. Un humo de verdad, gris, sale por un lado, violento. Pienso: "este humo es de verdad, no es de cuento". Sé que adentro vive mi madre: no hay duda de eso. Huele a su comida. El humo me irrita los ojos.

Mi mano se pierde en la puerta cuando quiero abrir. El color de la madera y de mi piel es el mismo. Empujo y siento la suavidad del movimiento de la puerta abierta, confiada, sin temores y amigable. Muchos hombres están sentados adentro en bancas, en bancos y en mesas. Todo es de madera. No hay manteles. Al fondo de la casa, mi mamá maneja cacerolas gigantes, ahumadas, de verdad, no de novela. Hacia ella me dirijo y mientras me acerco, mientras esquivo el humo y las voces, la voy viendo más joven. La saludo y ya tenemos la misma edad. Ella está delgada y no tiene la cicatriz de la frente. Su pelo sigue rizado y confirmo que así siempre ha sido. Me sonríe entre sus brazos que no paran, entre el golpeteo de cucharones contra ollas.

Me dice que ya tenía mucho de no llegar, que ha vivido cada día que no nos hemos visto y que tiene una amante. Su amante es igual de joven que nosotros y trabaja a su lado; la reconocí por la sonrisa que se le formó cuando mi mamá me contó de ella. La amante es morena y no tiene nombre, sólo dientes blancos adentro de una sonrisa. Siento que me quiere por cómo me mira y por cómo no me habla. Le digo a mi mamá que estoy contento por ella. No estoy feliz porque ya no la quiero tanto, pero sí estoy contento: es así. "Hemos hablado mucho" —me dice— "sentate en la ventana que siempre te ha gustado eso". Voy.

Voy hacia la ventana y me tropiezo con una muchacha perdida. Joven es; zarca y pelo liso: largo y castaño; morena. Evito la caída se aferra tres segundos a mis brazos. Noto que llora y no sé cómo preguntarle si está bien. Contesta mi mirada gritando insultos empapados en dolor hacia mi madre. Le dice: "puta, perra, maldita". La joven zarca es la otra amante de mi madre, con la que le es infiel a la callada, a la muda. Se arma un pleito de tres mujeres. Los hombres que comen no paran, les entra más hambre con el espectáculo. Nunca llegué a la ventana.

Sí llegué a la puerta trasera, la puerta de la salida que es de metal, no de madera. Afuera de la oscura casa, vi que aún era de día y respiré hondo, exhalando toda la sensación negativa de los problemas de mi mamá. Observé ese lado de la ladera donde mi mamá había incrustado su casa. Mis ojos competían con los rayos del Sol. Un pie comenzó mi camino hacia arriba y pensé: "he de estar en San Pedro La Laguna". Otro pie continuó mi rumbo y junto al otro definieron mi destino. Si recuerdo bien, arriba, a unos metros, venden zapatos artesanales. Espero tener dinero en mi bolsa. Revisaré más tarde. Espero comprar dos pares de zapatos y seguir, seguir hacia arriba, subiendo este cerro y perderme en la bruma. Llegar a la noche.

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Nueva etiqueta para intentar contar lo que sueño.

miércoles, 14 de octubre de 2009

No me lea / No me muero

No soy su escritor favorito. No me importa si piensa que no digo nada nuevo. Si dijera cosas nuevas, tendría que inventar todas las palabras y usted no entendería nada. No soy su escritor. Puede que ni lo sea. No intento agradarle a usted. Puede dejar de leer en este momento. Puede dejar de seguirme anónimamente o seguirme públicamente sin cobardía, cobarde. No me pida nada, ni trate de sugerirme algo. Así no funciono y eso siempre lo he sabido. Cómo se nota que no me conoce. Dice que ahora cualquiera es poeta. Yo no lo creo porque usted no lo es, ni lo será: lo juro. Usted supone muchas cosas mías, malas todas, y las da por sentadas sólo porque usted "sabe cómo es la gente". Genio, ya le veo ganando el primer Nobel de telepatía. Será el día en que le bese el culo, amigx, literalmente. No soy su escritor favorito. No quiero agradarle. Que tengo necesidad de atención, critica. ¡Claro!, por algo escribo. Todo el que escribe y hace públicas sus cosas necesita atención. Eso lo tenemos en común. Decir lo contrario sería hipocresía. ¿Que tengo delirios de grandeza y me creo superior? Depende. A su lado sí. Es obvio. Guillermo Gallegos se podría sentir de la misma manera a su lado. Dice que yo le caigo mal a usted —a vos—, pero no deja de leerme. Parecería, al contrario, que le gusto mucho para gastar, si quiera, un segundo en mí. Realmente, ¿qué se cree?, ¿piensa que tengo que escribir palabras dedicadas a su paladar arruinado? Tome, mejor, un consejo, amigx: No me lea. Lea sus libros de siempre. Métale la nariz a Cortázar. Él ya no le puede decepcionar, ya murió. Ya no corre el riesgo de que escriba un libro que no le guste. Ya los escribió todos. Léalo. Devóreselo. "Emúlelo": Cópielo.


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Para nadie en específico.
Por unas cuantas personas.

martes, 13 de octubre de 2009

Al pueblo salvadoreño


Comencé a escribir tres entradas diferentes (mentiras, sólo una) y las borré todas.
Así soy yo. Ya nos estamos conociendo bien.

Por su comprensión, gracias.

lunes, 12 de octubre de 2009

Ojalá nunca llegue la mañana


La mañana es molesta. Aunque alguien opine lo contrario, lo es. Tiene mucha luz, mucho Sol. Cuando llueve, tiene mucha lluvia y muchísimos bostezos. Gracias, Zeus y Krishna, porque tengo clases en la mañana —cuando no las suspenden como en esta semana—, si no, dormiría toda la mañana hasta que se hiciera medio día y el Sol disparara su calor directamente hasta el techo de mi cuarto.

La tarde es aceptable, sobre todo después de las cuatro, cuando el Sol va perdiendo fuerza, va opacándose y opacando todo lo que me rodea. Mis amigos se opacan, las calles negras ya no brillan, los árboles se opacan, los girasoles se duermen.

Es en la tarde que he visto los colores más hermosos de la naturaleza. Despidiéndose, el Sol pinta las nubes de dorado, anaranjado, casi morado. Y las nubes se me presentan como otras cosas, como si no fueran nubes y se vuelven más grandes que una ballena: son ballenas de colores flotando lentamente en el mar del cielo, sobre los hombres que no las percibimos, sobre los edificios.

Agarrada de las colas de las ballenas, lenta, llega la noche, un poco pálida al inicio. Mientras más estrellas le brotan va llenándose de fuerza y llega una hora en que se vuelve la cosa más negra del mundo. Es en este instante donde me siento mejor, donde puedo disfrutar del silencio que se me niega de día.

Me desplazo de un lado al otro de la casa de noche. Mi papá está dormido. Es en este momento donde puedo sacar mis poemas más secretos y pensar, desarrollar ideas a realizar en veinte años, en quince días, mañana. Es en la noche donde puedo quedarme quieto dentro de mi pelo y ver las sombras que crean la luz del televisor y del monitor de la computadora sobre los sillones, las mesas, la ropa tirada, las telarañas.

Luego de las doce, la noche cambia de nombre y se vuelve madrugada. Afuera de mi casa matan a la gente, los indigentes se mueren y los perros, también. Yo escucho las sirenas, a veces, gritos; yo he aprendido a que eso no me altere y lo tomo como si algo cotidiano fuera, porque lo es. Casi a las dos —a veces a las cuatro—, me comienzan a pesar los párpados porque estar a treinta centímetros de un monitor cansa. Es entonces cuando me voy a la cama, me envuelvo entre la sábana. Ojalá nunca llegue la mañana.

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Trampa. Esta entrada es de uno de mis blogs archivado. Pero es que mucho hace calor y quería dejar testimonio de mi amor por la noche y por Diamanda Galás aquí. Imagen grencha.

domingo, 11 de octubre de 2009

Recuerdo / Tarde / Él

"Me dijo que..." —y comenzó a besarme—" ... le mandara mi correo". Estas últimas palabras las dije con sus labios moviéndose sobre los míos que aún no se integraban al beso. En la última frase de mi historia irrelevante estaba cuando sus ojos se entrecerraron y se acercaron sus labios. Torpe yo, prefiero terminar mis frases a comenzar un beso. Él me entiende, me conoce en ese aspecto, sabe que tiene que ser él el que tome la iniciativa (al menos la primera vez de cada vez que nos vemos). En esa temporada no iba a tener tiempo para reclamarme por qué no comencé a besarlo; entonces, tuvo que ser él el que me besó.

Es él quien me besa y yo, el que habla sobre su beso. Al terminar mi frase me le uno y, al rato, sonrío topado a sus labios, tanto que lo contagio. Me doy cuenta de lo que acaba de pasar, por eso sonrío; y él sonríe también, se ríe y al fin estamos juntos. Todos los minutos previos al beso estuvimos separados, pero ahora ya no; aquí estamos otra vez y ya somos quienes somos en verdad.

Lo llevo, de la mano, del sillón al cuarto, a la cama y nos acostamos. Todo es blanco. Al fin, otra vez, tan cerca. Él se excusa innecesariamente por no llevar ropa interior y yo le digo que es la cosa que menos me molesta en el mundo. Sonreímos, nos reímos. Cuando estoy con él río de verdad, sin necesidad de chistes ni de programas de comedia. Me pone feliz. Sólo puedo reír. Pendejo. Me revuelca por la cama hasta que nos sentamos frente a frente con las piernas entrelazadas. Encima de nosotros, la sábana forma un capullo donde quisiera vivir con él varios años, hasta que uno de los dos se muriera. Envueltos, frente a frente, en la sábana, mis ojos se ponen más claros y los veo reflejados en los ojos claros de él. Podría orinarme de felicidad, podría secuestrarlo; morir en ese momento manteniendo eternamente su recuerdo o decirle lo que nunca le he dicho: lo que siento por él.

Sus manos son pequeñas —lo hemos comentado—, siguen acariciándome y noto que se ha fijado en algo. Siento sus dedos en mi cabeza y me dice: "tenés el pelo más largo de todas las personas con las que he estado, incluso las mujeres". Nos da risa. Yo estoy feliz. Aún es tarde. Saldremos de la cama en la noche.

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Cosas que recuerda uno.

sábado, 10 de octubre de 2009

La mejor voz que he escuchado

Le siguen Cecilia Bartoli y Björk en segundo y tercer lugar, respectivamente.
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Por hoy, solamente.

viernes, 9 de octubre de 2009

I Premio de Arte Contemporáneo "Nadie" (PREARCON)

Pieza # 1 - Mención honorífica
HOSTIA MESOAMERICANA
Arte objeto
Una tortilla ocupando el lugar de la hostia en el Santísimo Sacramento como fiel representación del sincretismo surgido de nuestras tradiciones y costumbres indígenas, de lo nuestro, con lo impuesto por el yugo español. La tortilla: la verdadera hostia: transgredida por el cristianismo impuesto. La tortilla: nuestro verdadero centro de vida, no así el cuerpo y la sangre, sino el maíz.


Pieza # 2 - 2do lugar
OWN IDENTITY
Performance
Los ejecutantes (un hombre y una mujer) bailan El Barreño con la típica coreografía; vestidos con jeans flojos, lentes oscuros, camisetas de equipos deportivos de los Estados Unidos de América, pañoletas y demás accesorios que evoquen la cultura del reggaetón. Un fuerte y agudo cuestionamiento a los conceptos básicos de identidad.

Pieza # 3 - 1er lugar
RECETA PARA HACER UN SALVADOREÑO
Arte objeto
Un churrito marca Diana pegado con pegamento Resistol a una moneda de veinticinco centavos de dólar conocida en El Salvador como "cora". El churro representa la primera comida del niño, el alimento que le ayuda a crecer, a forjarce -desde el churro- en una sociedad como esta. El Resistol representa la escuela, la manualidad, la mala educación del así mal llamado sistema educativo, el adoctrinamiento al que es sometida la parte de la sociedad menos provilegiada. La "cora" representa el alimento futuro-presente de ese niño que ha venido desenvolviéndose (desde su interioridad) en un ambiente hostil, su necesidad de superviviencia, su instinto.

Pieza # 4 - 3er lugar
FASHION GERIATRÌA
Fotografía digital
Retratos de ancianos de un Hogar de ANcianos con ropa superpuesta de moda, juvenil, de las tiendas Zara, Bershka y Pul and BEar, esperando a ser atendidos por un médico. ¿Qué vida llevaremos cuando alcancemos la mayoría de edad? ¿qué de nuestra juventud arrastraremos para siempre hasta nuestra vejez? ¿cuanta juventud queda aún en nuestros adultos mayores? ¿como los ha afectado el mundo del presente?

...

Pieza # 86 - Último lugar de las que no obtuvieron nada
SIN TÍTULO
Este... ¿cómo es que se llama este formato?... ah sí: dibujo
Tinta sobre papel. Creación descomprometida. Mera búsqueda estética sin contenido social.

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Errores e incoherencias dejadas a propósito para una representación más fiel.
*Con aportes de la Huelvelena.

jueves, 8 de octubre de 2009

Lo que es jueves

De no ser por la fecha, hoy sería año nuevo. De no ser por mi edad, este sería el primer día de clases del colegio. El Sol en la mañana. El viento algo helado, intensificado por la velocidad del bus. Voy tarde a la universidad porque la primera clase es para que el catedrático parafrasee los folletos de los que vienen los exámenes y para que responda preguntas como "¿qué es metodología?". Este ciclo no me gusta. Gracias, Krishna: al fin comenzaré a escribir en la clase de Redacción. Sólo dios sabe cuánto he ansiado ese día. Me emociona la idea de armar un pequeño periódico en la clase y salir a reportear, como si fuera verdad. Termino de leer la HISTORIA DEL OJO en la cafetería. El poder de atracción del libro es tal que no importa cuánto griten (porque no hablan) de fútbol, de la Semana del Comunicador y de Shakira. No tengo palabras para definir mis emociones por el libro. No las tuve, ni las tengo. Me dejó silencio. Antes el jueves era mi día favorito. Caminamos hacia el café (porque tengo una amiga y caminamos). La Rebe anda un vestido largo. Al rato llega Miguel y hablamos. Nunca lo he visto tan sin barba. Mis dibujos se desenrollan en sus papeles, se caen de la mesa, se muestran porque yo los muestro y son ellos la razón de estar ahí. Quién fuera dibujo. Estoy apagado al inicio, lo noto. Georges Bataille me dejó silencio. Sólo puedo contar cómo me siento yo porque sólo mis pensamientos conozco. De la Rebe y de Miguel sólo conozco sus palabras. De toda la gente que conozco, sólo conozco sus palabras. Trato de aclarar mis ideas y se me amontonan tanto que la mayoría se asfixian y mueren, jamás llegan a mi boca. Los planes están en medio de todos, las proyecciones, las ideas (buenas y malas). El futuro se ve venir soleado y con viento desde el café, agradable, como hoy que no es año nuevo pero se siente que algo comienza.
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Dibujo: Hans Bellmer. Para la HISTORIA DEL OJO de Georges Bataille.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Veinticuatro años

Colmado de agasajos celebró su natalicio.







24

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En El Arco de por la UCA. Grencho.

martes, 6 de octubre de 2009

Cernió

Esta lluvia es extranjera. Así no llueve en San Salvador. Parece la descripción que me han hecho de la lluvia limeña.

Parece que Dios pestañeara después de haber llorado bastante sin darse cuenta de que su rocío nos cae hasta acá abajo, nos molesta, nos hace pestañear incómodos.

San Salvador así, tan opaco, parece San José en un día soleado. A la vuelta de la esquina encontraré, probablemente, el cine de finales del siglo XIX y estaré otra vez ahí, extranjero solo, sin saber qué hacer.

¿Cae rocío o es que la cara y los brazos se me están durmiendo?

Sueño que voy en el sueño del alcalde de San Salvador. Sueño que voy en el Metrobús del D. F. y el cielo está gris e inmenso, como reflejo borroso del propio D. F. Los edificios grandes de la UNAM tratan de colorear el día.

Despierto. Nunca estuve dormido. La poca luz de este día resalta los detalles de todo lo que hay. No hay Sol que me esconda los secretos con su luz. Este día es opaco y cernió.

lunes, 5 de octubre de 2009

Soy evangélica

Soy una señora. Tengo más de cincuenta años. Mis vestidos paletoneados tienen que cubrirme los tobillos y mi mantelina, el pelo canoso. No me maquillo ni me pinto el pelo: Dios no me va a reconocer cuando venga a por su pueblo. Me baño todos los días y procuro que el blanco de mis delantales esté siempre pulcro. Tengo mal aliento. Tengo coronas de plata en los dientes. He tenido siete orgasmos en mi vida. He parido ocho hijos. No he conocido hombre más sabio en la Tierra que el pastor de mi iglesia de veinte miembros. Me da pena no poder contestar las preguntas que mis hijos me hacen para sus tareas. Les digo a los mayores que no hagan mucho caso de lo que les enseñan en la universidad porque son cosas contrarias a Dios, que sólo saquen el título, eso es lo que vale, por lo que los manda su papá. Veo sólo las noticias de TCS y las novelas que ahí pasan. Voy junto a mis hermanos en Cristo, y junto a otras congregaciones de otras iglesias, a la Asamblea Legislativa; a clamar porque se prohíba la aberración del matrimonio entre homosexuales; a impedir que una maldición como la de Sodoma y Gomorra caiga sobre nosotros. Voy a proteger a mi familia. La Biblia y mi voz alzo con orgullo. Reprendo en el nombre de Jesús de Nazaret a los sodomitas que han llegado a exhibirse impúdicamente. Son claras señales del Fin de los Tiempos. Son sólo una pequeña muestra de todos los demonios del Infierno. No importa, no, que me quede sin voz varios días o para siempre. Siempre declararé que Dios nos ha creado hombre y mujer, macho y hembra. No importa cuánto sude con mi largo vestido, bajo este Sol de medio día. Mi vida daría a cambio de erradicar este mal, este cancer que hoy nos amenaza. Señor, tú nos mandas a que nos amemos los unos a los otros, todos tus hijos, como uno solo. Manda, Padre, la pronta solución a este problema. Que se cure este mundo de homosexualidad para poder amarnos todos sin temor a pecar. Soy evangélica. Soy ama de casa. Mis hijas no hablan con ningún varón. Este día no hemos comido nada, estamos ayunándole al Señor.

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Nueva etiqueta.
¿Qué tal está usted?
*El día sábado 13 de marzo de 2010 dejo constancia de que cambié la silueta anterior a ésta por tratarse la primera de la silueta de George Washington a quien yo había confundido con una señora con trenza. Solamente.

domingo, 4 de octubre de 2009

Por si acaso él está leyendo

Si me vieras, verías cómo soy y que duermo con mi celular en la cama, una caja de lapiceros y un cuadernito donde escribir. Verías que mi pelo suelto llega al suelo y que alguna hormiga amanece muerta en él (ésto es mentira, pero me gustó la imagen; vos sabés de estas cosas). Podrías contar mi lunares y sus distintas tonalidades, y ver cómo mis testículos se mueven independientemente del ritmo de mi respiración.

Cabríamos, sin duda, en este lugar que llamo "mi cuarto". Te darías cuenta de que aquí siempre hace calor y te quejarías. Yo no lo hago porque no tengo con quien quejarme. Pero si estuvieras aquí y me vieras, nos observaríamos largo rato y estas imágenes no serían tan pendejas, no tanto como hoy. Tendría motivos para salir los fines de semana y arriesgarme a regresar en la noche a este municipio, esquivando los peligros que me toca vivir.

Mientras tanto y, quizás, para siempre, mejor imagino que te encuentro una noche en algún bar. O mejor: que yo ya estoy en el bar y vos me encontrás. Te da gusto encontrarme porque así sos de buena gente y yo me pongo norevioso pero lo disimulo muy bien. Andás solo, de milagro, y nos ponemor a hablar sin parar, sin parar toda la noche, si pararnos de los bancos del bar. Inevitablemente, te tendría que invitar a mi casa porque es lo único que deseo cada vez que te veo.
Invitarte,
para ver qué pasa, para ver cómo me siento en una situación donde estemos solos los dos.

Me vieras, verías cómo soy, que duermo con el celular en mi cama y que el pelo me llega al suelo. Cabríamos en mi cuarto.
Verías
cómo se mueven mis testículos.














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Es muy seguro que esté leyendo.
Prometo contar si ésto se hace realidad.

sábado, 3 de octubre de 2009

Aun los espacios vacíos tienen aire / Uno dice*

Uno es humano, tiene que comer, que vivir porque uno así lo quiere.
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Yo tenía que trabajar y someterme al frío de levantarme a las cuatro de la mañana, hora en la que un taxi me recogía y me llevaba a mi trabajo en el edificio más cuadrado y más frío del Bulevar de Los Héroes.

No podía con la carga de mí mismo y comencé a llorar constantemente sin que nadie lo notara, ni yo, y lloraba sin lágrimas y sentía llorar. Hablaba inglés, por eso me pagaban. Me desesperaba tanto porque no me sentía como yo, me deprimía. Lidiaba con un trabajo donde pasaba diez horas al día, soportando las despedidas para siempre de los amigos, una detrás de otra, todas acumuladas.

Veía los cielos de la tarde y la ciudad todos los días que trabajaba, tras los vidrios del edificio que apresan. Me di cuenta de que detrás de la ventana que sirve de pared externa del edificio, contruían otro edificio igual, unos hombres que, al igual que uno, trabajan con la cara triste. y medio se alegran a la hora del almuerzo. Caminaban por los andamios verdes y a veces se sentaban en ellos a contrastar sus pieles morenas contra la degradación de blanco a azul en el cielo.

Me perdía varios segundos en esas imágenes y lloraba de verdad, comenzaba a buscar un papel cualquiera. El trabajo no importaba ya. Escribía un verso, siete, otro por cada sentimiento que cada movimiento de los constructores me provocaba. Encontraba un poco de belleza desde ese espacio donde me tocaba estar, comenzaba a disfrutar la vista, la ciudad al rededor, los carros bajo los pies, el cielo omnipresente, las gentes que caminaban por el bulevar inadvertidas de que uno las veía y se inventaba sus pensamientos, sus historias y sus deseos.
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Uno escribe. Uno no habla con nadie. Uno se encierra en un mundo inmenso creado entre uno y su cuaderno. Uno tiene silencios de fuego./ Uno quiere decir y no puede./ Uno sabe el abismo./ Eso es todo./ Uno dice y no entiende./ Eso duele.*

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Patético intento de contar cómo inicié el poemario AUN LOS ESPACIOS VACÍOS TIENEN AIRE que se ganó el Gallo Tapado hace unos días.
La primera palabra del título del poemario no lleva tilde como ha salido en algunos lugares.
*Por el poema UNO DICE de Mario Zetino.

viernes, 2 de octubre de 2009

Exhilio se escribe sin hache intercalada

Agarro mi kit de exilio temporal y me salgo de la casa en un día que no tenía planeado hacerlo. Qué mejor refugio puedo encontrar que esta combinación de confesión católica y testimonio evangélico. Frente al monitor, en Blogger, siento que me confieso en privado y que la pantalla es la pantalla calada que esconde la vergüenza entre el cura y yo. Me doy cuenta de que muchas personas leerán mi confesión y, sólo por eso, esto se convierte en testimonio. La computadora es el púlpito desde donde "vengo a darles testimonio de salvación en mi persona" y ustedes son los creyentes, los feligreses, los peores religiosos que he tenido la desdicha de conocer: los evangélicos.

Como mi papá está triste y no cabemos los dos en la casa en esa situación, me salgo. Después de bañarme respiro profundamente y me digo que salir me va a hacer bien; comienzo a recordar cuando comencé a salir solo, mi adolescencia, los 13 años, los 14 y los 16; recuerdo la sensación de bienestar y de calma. Yo, niño, en calma, en medio del caos de San Salvador. Armo mi kit de exilio temporal. La agenda de las fotos bonitas, los lapiceros, los documentos en la billetera con tres dólares, la bolsa con la veintena de colas para el pelo, papel higiénico. Me cruzo la pita del morral en el pecho y me voy. Salú, papá, te dejo solo para no estorbarte en tu tristeza; te entiendo. Salgo a la calle y espero regresar a la casa. Tengo que cruzar Soyapango, soy abiertamente gay, tengo el pelo largo, tengo 23 años, viajo en bus, no uso jeans, creo que escribo poesía. No sé. Tengo altas probabilidades de estar muerto.

jueves, 1 de octubre de 2009

Notas de hoy

Prefiero una experiencia intensa, de sensaciones fuertes, que me saque lágrimas y me erice la piel; a otras cosas de más importancia convencional como estudiar un día antes para un examen parcial, visitar a mi abuela o bañarme todos los días.

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A veces soy tan consciente de las cosas que he estado a un segundo de comenzar a gritar en el aula A-12 de la UCA: "¡¡Estamos en una clase de filosofía!!, ¡¡ESTOY EN UNA CLASE DE FILOSOFÍA!!" y salir saltando, sin rumbo, a perderme —quizás— dentro de mí.

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Me he dado cuenta de que mi papá me quiere y eso me da ternura. Pero no me gusta el enfoque de su cariño. Me quiere porque soy su hijo; no, porque soy yo, lo que soy, y me dio tristeza.

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Iba parado en el bus. El bus iba lleno. Reconocí a un muchacho que se subió, había estudiado en el mismo mal colegio que yo y ahora ya era un hombre (¡lástima!). Nunca hablamos en el colegio. Él iba dos años adelante de mí. Nunca nos saludamos, siquiera; nunca nos dimos la mano. Al bajarse del bus, me rozó todas sus nalgas en las mías y las recreé en mi mente con todos los detalles que sentí. Treinta pesonas más me rozaron sus nalgas ese día.

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Hoy inicia octubre.