jueves, 29 de abril de 2010

Anillo de envoltura de galleta

FIN
Para terminar el día, no hay nada más triste que encontrarme a mi papá en el microbús
y verlo
víctima de su silencio
y de sus ojos verdes
horrendos.
Para terminar el día, no hay cosa más triste que ponerme a escribir ésto a su lado.

EN MEDIO
Hoy caminé lento, como contando los pasos pero sin contarlos, como dejando mi imagen más impresa en los ojos y en las memorias a corto plazo de los grupos de personas que atravesé y así, así es que me veo y no ha de ser así. No lo es. Hoy
boté mi anillo de hoy
de envoltura azul y aluminio de galleta
en un basurero cualquiera
de metal.
Vi el Sol. Vi el sol y estaba blanco y como siempre. Pero el cielo estaba nublado, como cuando nunca llueve, y el viento soplaba frío sobre mí vestido para el verano. Decidir salir de la universidad es fácil: sólo lo decido. Lo largo es el camino: si uno se deja llevar por la lógica del sentimiento del momento y el clima, puede terminar recorriendo todo el campus al ritmo de los pasos contados, haciendo eterno el momento que dura atravesar grupos de gente que habla. Ese camino largo, se puede siempre alargar más: camino casi zigzagueando porque lo áspero de las paredes de piedra es perfecto para rozarlas y las ramas que cuelgan bien bajo me despeinan y me dejan alguna flor en el pelo. Yo
no quiero nunca despedirme,
no quiero nunca irme
de los lugares donde las posibilidades de cosas siempre buenas son mayores. Yo
siempre llego al punto donde me adhiero,
me pego y no me puedo soltar
de un paisaje, de un edificio, de una mesa, de una taza, de unas manos, de unas pestañas, de un par de zapatos, de un recuerdo, de una idea, de tres amigos, de un profesor, de una muchacha casi desconocida, de una cerveza, de una casa ajena, del correo electrónico, de una carta en la que no creo, de un libro y de varios, de la música, de una pintura, de una foto, de más de sesenta fotos, de un nombre, de dos nombres, de dos hombres.

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Secreto.

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De comentarios sólo se aceptan puteadas.

martes, 20 de abril de 2010

¿Es bueno comenzar con un verbo en infinitivo? R//No

Matar los zancudos con mi guayabera sucia. No paro de leer. Mi brazo se mueve independiente de mí, a mi servicio, y agita la guayabera sucia cerca de donde zumban los zancudos. El brazo paralelo al torso. La perfecta ortografía de Dalí. El brazo hacia la cabeza, paralelo a las orejas desiguales y con violencia trato de golpear el zumbido del zancudo y no puedo. Ya no. Un botón de la bolsa ha quedado enredado en mi pelo y es así que fracaso, que siento un tirón en el cuero cabelludo y que el Dacron amarillento queda sobre mi cara, finísimo, barato, translúcido y la silueta de mi mano detrás, entre la tela y el foco amarillento, y yo y el techo del cuarto, y el calor y la noche, y entre esta hora y esta fecha. Me sorprende la risa. El botón enredado en mi pelo. Me sigo riendo y recuerdo/ que hace unos minutos se me cayó un huevo de la mano. Huevo desparramado. El suelo de la cocina. Lo limpié con papel higiénico y me dije "claro que es fácil limpiar un huevo del suelo, no es tan diferente de limpiarse el semen del cuerpo; sólo hay que tener cuidado de que los excesos en el papel empapado no caigan de nuevo al suelo: hay que mover la muñeca de tal modo que lo que uno limpia no gotee porque qué fracaso estar limpiando y estar ensuciando; hay que procurar no derramar más hasta que el papel húmedo caiga en el basurero" y en el tiempo en que dije todo eso, dejé limpio el piso y luego me fui a mi cuarto (me vine), abrí el libro de turno. La perfecta ortografía de Dalí. El calor. Los zancudos/ y esas cosas/ que no se deben escribir para finalizar ningún texto.

lunes, 19 de abril de 2010

Aclaración innecesaria

No es que yo falte. Yo nunca falto. Yo siempre estoy. Mirá a un lado ahorita, ahí estoy. Cerrá los ojos, ahí estoy. Tocá el vacío frente a vos o atrás de vos o a un lado, ese es mi cuerpo. Ahí estoy. Ahí estaré. Estaré en el taller infantil Primeros poemas del Centro Cultural de España en El Salvador. Estaré en la charla El performance en el contexto del arte del siglo XX en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de San José. Estaré en la presentación de la antología Una madrugada del siglo XXI en Los Tacos de Paco. Estaré al lado del presidente (lo estoy). Estaré sentado en las piernas de Héctor Samour (lo estoy). Estaré pintando un cuadro de Luis Cornejo (lo estoy). Siempre detrás de vos. Siempre viendo cómo te bañás. Siempre a tu lado de noche, dentro de tu sábana y tu ropa interior. Yo, presente cuando el presidente toma las decisiones que nadie entiende. Yo, presente en el momento en que el arzobispo de San Salvador orina. Yo, en este momento, a tu lado, a su lado, sabiendo lo que en realidad piensa de mí.      

domingo, 18 de abril de 2010

Recibir una carta y una fotografía






[Sueño censurado que tuve anoche con Omar Chávez que no incluye ningún tipo de contacto físico, sólo una carta escrita por él para mí y una foto suya que acompañaba la misiva.]


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La foto del sueño no es la que ilustra esta entrada.
Esta foto la robé de artepoética.

sábado, 17 de abril de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Tan entretenido como Fin de Semana

La mujer del inicio (evangélica seguramente) que danza y habla en lenguas es fascinante.
De haber estado yo ahí, me hubiera orinado al quitarme el antifaz.
Inglés: lingua franca.
Estar leyendo LORCA-DALÍ. EL AMOR QUE NO PUDO SER de Ian Gibson
me ha hecho ver algo guapo a Salvador Dalí.

jueves, 8 de abril de 2010

Soy vergón

Bicho vergonísimo
Men, mirame. Mirame, men. Aquí estoy. Mirá lo que tengo en las manos. Mirá qué vergón, men. Un libro en mis manos y, ¿sabés?, lo estoy leyendo. Tripeá: yo estoy leyendo este libro. Puedo entender las palabras impresas. Los años de educación jesuita han valido la pena y soy de la poca mara en este país que puede hacer lectura comprensiva. Men, el conocimiento. Tené siempre presente que yo tengo acceso al conocimiento y, no sólo eso, LO BUSCO. Men, soy parte del cero punto cero cero uno por ciento de la mara en este país que busca conscientemente (CONSCIENTEMENTE) el conocimiento. Men, mirame: tan lleno de conocimiento. Tripealo: tan lleno de conocimiento que cada vez que llego a conocer algo nuevo tengo que moverme escandalosamente para que se me acomode adentro. Y me río. La sensación de conocer algo, de saber algo, es tan placentera que me río. Men, ¿sí tripeás qué raro?: ¡el conocimiento me da placer! Fijate qué vergón: ¡yo entiendo! Yo entiendo, men, cuando Ricardo Roque Baldovinos explica algo en las clases de la u. La semiótica, men, es una onda... tripeada, cerote; y lo más tripeado de todo eso es que, ¡maje!, yo lo entiendo. ¡Y la literatura!: ¡chorreo! Vos podés ver cuánto me gusta porque no puedo quedarme quieto al leer una onda fumada. Tiemblo, maje; me sacudo, exclamo, me aprieto la paloma. ¡Qué rico, men!: la literatura, la semiótica, las artes, el conocimiento; ser alumno de Ricardo Roque Baldovinos: una gran onda; hacer una tarea vergona para Introducción a la Literatura y leerla en voz alta, dejar con la trompa abierta a la mara cerota. ¡Men!, ¡cerote!, ¡ya la hice! Ya me veo antologado, recopilado en varios tomos de mis obras completas que abarcarían la poesía, novela, teatro, ensayística y hasta foto, cabrón: ojalá recopile mi obra Ricardo Roque Baldovinos. Porque yo voy a morir joven, vas a ver: como todo buen poeta. No paso de los cuarenta, maje. Es el futuro el que estoy viendo ya. Yo, men. Yo en la historia de la literatura salvadoreña. Mi nombre. Mi nombre y el de mis cheros. No hay duda. Se ve claro, cabrón: somos vergones. Escribimos, leemos. Eso no cualquiera, men. En este país no cualquiera le hace a eso. Somos majes raros, cerote, ¡que-no-te-que-de-du-da! El futuro. La salvación de la intelectualidad salvadoreña y la centroamericana. Es que no hay duda: escribo tareas vergonas, sé quién es Michel Gondry, doy instructoría en la u, Francisco Andrés Escobar me dirije la palabra y... men,... tripeá:... uso lentes para el sol.

martes, 6 de abril de 2010

Carta de amor

Carta de amor escrita por una joven de la tribu siberiana de los yukaguires. La flecha de la derecha representa a la joven, la de la izquierda al enamorado. La figura que encierra la flecha representa la casa. De la casa del enamorado sólo se ve el techo, lo que indica su lejanía. La de la joven posee vigas entrecruzadas que expresan su tristeza.
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Tomado de LA SEMIOLOGÍA de Pierre Guiraud (folleto de la u, pues).
Carta transcrita por mí. Va a disculpar mi letra pateada en yukaguir.

Voyeur

Yo no sabía,
pero hay un sitio donde la gente crea una cuenta y pone a disposición de quien sea su cámara web. Obvio: uno sólo ve gente cogiendo y masturbándose, y uno que otro chero penoso (de vergüenza) que sólo pone su cara a disposición del mundo, nada más, y que, por eso, sólo tiene como seis espectadores. Bueno...
Soy morboso, no podría negarlo nunca, y he pasado varios valiosos minutos curioseando, de cámara en cámara, las caras y los cuerpos de hombres de países lejanos.
Vi un muchacho en Estados Unidos muy lindo, pelo café, nariz rosada, camiseta con una cosa irrelevante estampada en el pecho, boxers, audífonos y bailaba sentado. Sonreía con los ojos achinados y me contagiaba la sonrisa. Luser que es uno. Ésto fue ayer.
Hoy vi a una pareja de alemanes, en sus treinta o cuarenta años, cogiendo como Dios no manda. El activo (perdoname, yo, por estar usando estos términos)... el que estaba penetrando por el ano al otro (así es el mundo), después de haber eyaculado, sacó su pene del amante que quedó boca abajo y para estimular el orgasmo de éste, le pasaba las uñas por las nalgas y las piernas, mientras el que estaba boca abajo se masturbaba hasta eyacular. Así, como alargando en la mente la duración del orgasmo, el pasivo (perdón / vaya) hundía su cara en la almohada y el amante, sentado a la orilla de la cama, no dejaba de acariciarle las piernas, los pies y las nalgas hasta que el otro se dio la vuelta y se quedó tendido, blanco y delgado, y se pusieron a hablar... Pasaron hablando como quince minutos o más. No se oía nada. Pasaron hablando como veinte minutos y yo no dejé de verlos ni un segundo así: tan serenos, tan sin preocupaciones; en esa habitación blanca, con edredones blancos e iluminación indirecta. He visto miles de escenas de hombres cogiendo de todas las maneras. NUNCA había visto una escena tan larga en la que dos hombres sólo hablaban, desnudos, sin poder oír qué decían, sólo imaginarlo. En el transcurso de la plática, el penetrador se fue vistiendo y cuando se puso el último zapato, se despidió sin beso y salió de escena. El que quedaba se acercó desnudo a la cámara y terminó la sesión como si nada, sin escribir nada en el espacio para chatear donde cientos de espectadores pedían un beso y otras cosas que no se me hacen relevantes.
Luego vi a un inglés meterse un dildo gigante en el ano.
Vi a una viejita gringa haciéndole sexo oral a un viejito (gringo).
Vi tres minutos del tórax de un taiwanés. Qué bonitos sus pezones.
Luego volví a la cámara del de los ojos achinados que seguía bailando sentado y haciendo gestos a la cámara... qué lindo... seguramente me caería mal.
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Entrada gracias a CAM4.
No hay imagen porque es suficiente con las que le puse en la mente.

lunes, 5 de abril de 2010

Manuscrito

Yo no escribo para nadie. Yo no escribo para alguien. Yo no escribo para Nadie.
Yo escribo por alguien.